15/02/15

VISITA A LOS MUSEOS CIENTÍFICOS CORUÑESES

     El viernes 6 de febrero l@s alumn@s de 5º y 6º nos desplazamos hasta La Coruña acompañad@s por las profesoras Nita, Luz y Claudia.
     Con muchos nervios y, sobre todo, ilusión, subimos al autobús sobre las 9:15 horas. Durante el trayecto, contemplamos el bonito paisaje con sus verdes campos, las montañas, los árboles vestidos de invierno y las pinceladas amarillas de mimosas, xestas y toxos, compitiendo con los invasores plumeros de la pampa. Algunas vacas, caballos y ovejas llamaron nuestra atención. Al pasar por Santiago de Compostela, divisamos desde la autopista las cúpulas de la catedral, las formas sinuosas de la Ciudad de la Cultura y el estadio de fútbol de San Lázaro. Nada se escapaba a nuestra mirada: los molinos de las estaciones eólicas, las señales de circulación, las caras de los camioneros . . . 
     Así, entre comentarios, risas y canciones llegamos a nuestro primer destino: EL ACUARIO o Aquarium Finisterrae, situado a orillas del Océano Atlántico, al pie de la torre de Hércules. 
    Antes de entrar, tomamos un tentempié en la entrada cubierta de las instalaciones, cobijad@s de la lluvia que empezó a caer en ese momento. Al terminar, se presentó Mari Carmen, nuestra guía, que nos condujo hasta el Nautilus, una sala sumergida en el mar con un decorado que recrea el gabinete del capitán Nemo en la fabulosa obra 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne. Rodaballos, rayas, meros, besugos, angelotes, doradas y otras especies más conviven allí con el inquilino más grande: Gastón, el tiburón toro que mide cerca de 3 metros y pesa unos 100 kg. Su compañera, Hermosa, murió hace 2 años por una enfermedad en la cola que le impedía nadar. ¡Qué pena!
     Mientras atendíamos las explicaciones de Mari Carmen, tuvimos la suerte de ver cómo unos buzos se sumergían en el estanque para dar de comer a los peces. A Gastón le ofrecieron pescado pinchado en una larga vara pero, por más que insistió el buzo, Gastón lo rechazó; no tenía apetito. 
     Luego, salimos para ver las focas.


     Hay 4 focas macho y 9 focas hembra que viven separadas en dos estanques, pues los machos son tan agresivos que pueden llegar a matar a las hembras o a sus crías. Fue muy bonito ver cómo nadaban, buceaban y saltaban para conseguir la comida que les ofrecían las cuidadoras. Mari Carmen comentó que hay una foca que no ve bien porque tiene cataratas. ¡Vaya! Como los abuelos y las abuelas . . . 


  

    Volvimos a entrar en el Acuario y Mari Carmen nos llevó a ver la exposición Muuultiplicaos dedicada a la acuicultura. La entrada está indicada con un gran cartel situado en frente de un enorme cilindro transparente que contiene la cantidad de mejillones que se recogen en Galicia en un minuto. ¿Sabíais que la producción gallega de mejillón convierte a España en el segundo productor mundial después de China?


     Una especie que nos sorprendió mucho fueron las orejas de mar, pues tienen una concha parecida a la oreja humana. Por eso les llaman así, ¡claro!
      En la sala Maremagnum, nos sentamos en unas gradas para escuchar las explicaciones de nuestra guía sobre los diferentes ecosistemas de la costa gallega, desde los acantilados hasta la plataforma continental o las bateas. Aquí vimos pulpos, morenas, congrios, lampreas, anguilas, cangrejos, caballitos de mar, centollos, una ostra gigante, medusas, estrellas de mar de distintos colores, peces payaso y muchos, pero que muchos más. ¡Cuánta variedad se esconde en nuestras aguas marinas!
    Terminada la visita, nos despedimos de Mari Carmen y le dimos las gracias por todo lo que nos enseñó. Subimos al autobús y, siguiendo el paseo marítimo de La Coruña, a un lado de la playa de Riazor, llegamos a nuestra siguiente parada: el DOMUS o Casa del Hombre.




   Lo primero que hicimos fue dirigirnos a la sala de cine para ver el documental en 3D titulado Leyendas del vuelo, sobre la relación entre el vuelo y la naturaleza, el diseño de los aviones y toda la tecnología que hay detrás de su construcción. Nos reímos mucho con las imágenes de los aviones que parecían dirigirse hacia nosotros. ¡Y nosotros queríamos atraparlas con nuestras manos! ¡Fue divertidísimo!
     Al acabar la proyección, dejamos mochilas y chaquetones en una enorme cesta y nos dedicamos a explorar el museo.
    En la entrada de la Sala Leonardo Da Vinci nos llamó mucho la atención un cuadro de La Gioconda realizado con miles de fotografías de tamaño carnet y, muy cerca, en la sección de Genética, un modelo gigante del gen causante del envejecimiento y el cáncer, elaborado con docenas de guías telefónicas. ¡Altísimo! ¡Llega casi hasta el techo!


    Como muchas de las actividades son interactivas, exploramos y probamos todo: nos pesamos para saber qué cantidad tenemos de azúcar, agua, grasa, proteínas y minerales, pasamos por un enorme corazón en forma de túnel para ver sus entrañas y oír los latidos, nos comparamos con una réplica del hombre más alto del mundo, medimos la longitud de nuestros saltos, nos miramos alt@s, baj@s, gord@s y delgad@s en espejos cóncavos y convexos, vimos un video sobre el nacimiento de un bebé y, en una cabina, nos asombramos ¡con los fetos de dos siamesas de hace más de un siglo! ¡Espeluznante!
     Una actividad que nos encantó fue hacernos una foto de nuestras sombras con l@s amig@s y las profesoras. Nos pareció, también, muy interesante el juego por parejas para mover una bola con las ondas cerebrales: cuanto más tranquil@ estás, la bola se aleja de ti y se acerca a la otra persona.
     Y, los más futboleros, no pararon de lanzar penaltis y comprobar la velocidad del chute.


     Con tanta emoción y exploración el tiempo se nos pasó volando. Nuestras tripas nos avisaban de que era la hora de comer, pero no podíamos dejar las salas sin hacernos una foto con nuestros antepasados prehistóricos:



     Comimos en un reservado que tiene el Domus en la planta baja con unas preciosas vistas a la playa de Riazor. Cada un@ llevaba su comida y compartimos entre nosotr@s. Al terminar, recogimos, limpiamos las mesas, nos despedimos y bajamos las escaleras del museo en busca de nuestro autobús, que ya nos estaba esperando.


     A las 4 llegamos a LA CASA DE LAS CIENCIAS, situada en el Parque de Santa Margarita. Su lema nos encantó: "Prohibido no tocar".


     En la planta baja hay un enorme péndulo de Foucault, que marca las horas con unos palos de metal que hay apoyados en el suelo, demostrando así el movimiento de rotación de la tierra. Y al lado, una incubadora en la que pudimos ver un pollito recién salido del cascarón, con todas sus plumas pegadas a su pequeño cuerpecito.


     Luego, fuimos recorriendo las cuatro plantas del edificio a las que se accede por una escalera de caracol. 
    En la primera planta hay experiencias interactivas sobre el medio físico que nos rodea: un propulsor de aire que sostiene una pelota, unas mesa con unas bolas y ruedas de metal  para demostrar las fuerzas centrípeta y centrífuga, un dispositivo con agua y jabón para hacer pompas gigantes, la formación de las dunas, una guitarra para observar la vibración de las cuerdas según toquemos notas agudas o graves . . . 





     En la segunda planta nos encontramos la exposición "Puro swing" con módulos interactivos sobre  el movimiento de los péndulos: columpios, relojes, metrónomos, el botafumeiro . . . 








     En la tercera planta nos encontramos una exposición de actualidad científica centrada en los cambios que la tecnología introdujo en la sociedad y las consecuencias del cambio climático. 


     Mientras esperábamos para subir a la cuarta y última planta, nos llamó poderosamente la atención una pantalla que mide el calor corporal con colores: las partes más calientes del cuerpo aparecían teñidas de color rojo y las más frías, de color azul.  
    En la última planta accedimos al PLANETARIO. Cómodamente sentad@s en unas amplias butacas, nos recostamos dirigiendo nuestras miradas a la cúpula semiesférica, en donde nos proyectaron la animación "La noche estrellada en los museos". Partiendo del cuadro de Van Gogh "La noche estrellada", varios personajes de cuadros famosos, como la infanta Margarita de "Las Meninas", el Borracho de "El triunfo de Baco" de Velázquez o Urania, musa griega de la astronomía, comentan cuadros en los que se representan aparatos astrológicos, grupos de estrellas y distintas civilizaciones bajo el universo. Termina la proyección con la defensa de un cielo nocturno no contaminado que nos permita ver las estrellas.
     Al salir de la Casa de las Ciencias, la intención era merendar en el Parque de Santa Margarita pero, como llovía y hacía frío, las profesoras decidieron regresar a Barro.
     A pesar de que estábamos tod@s bastante cansad@s, en el camino de vuelta aún tuvimos energía para cantar, jugar, contar historias de miedo y reírnos con los chistes que contábamos. 
     La verdad es que nos lo pasamos genial. Es una forma muy divertida de aprender ciencia y, sobre todo, de disfrutar con tod@s l@s compañer@s. ¡Ojalá pudiéramos hacer estas salidas más a menudo!
    

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